miércoles, 12 de febrero de 2014

Tema V



Tema V: Técnicas de soplo y respiración.

Una vez que se va consiguiendo un poco de sonido, que no música aún, ya deberemos de comenzar a calibrar el nivel de nuestro soplo porque en el bansuri no hay agujeros traseros ni, menos, llaves de ayuda para ejecutar los agudos y estos se logran a base de modular el soplo.

Hacer aquí un inciso para puntualizar que las flautas y casi todos los instrumentos de viento, aunque suelen estar afinados de fábrica ésta suele ser una afinación perfecta, pero relativa, ya que depende del intérprete conseguir con su soplo acercarse al máximo a la nota adecuada.

En las notas graves sentiremos como la flauta vibra tenuemente entre nuestros dedos. Esto no es nada malo sino natural y nos sirve de ayuda y referencia para ir interpretando las primeras notas.

Básicamente para las notas medias y bajas el soplo debe ser tenue y continuado buscando el interior de la boquilla con él se consigue la rotundidad de las notas más graves. Suele ser más fácil de conseguir y es lo que da la primera satisfacción cuando se consigue el sonido misterioso del bansuri.

Para las notas agudas no hay que caer en el error de soplar con más fuerza pues, si bien es cierto que hay que dar un poco más de intensidad al soplo, el modo de conseguirlas es estirando un poco más los labios y soplando ligeramente hacia afuera de manera que el aire haga abanico sobre el bisel exterior de la boquilla.

Una vez que se va consiguiendo y a base de práctica y repetición de melodías se conseguirá pasar de graves a agudos o viceversa con toda naturalidad y sin ningún problema. Aunque ésta es una de las cuestiones que más abandonos provoca en el aprendizaje del bansuri, ya que a veces de verdad es desesperante el verse atascado en este punto.

     Tremenda importancia tiene el control de la respiración cuando se trata de tocar cualquier instrumento de viento y en especial el bansuri; debe de ser este total y a la hora de interpretar llegar al extremo de tener la sensación de respiramos normalmente. Un mal control de la respiración puede provocar asfixia o mareos. Para evitar esta inconveniencia dosificaremos el tiempo de práctica haciendo pequeños intervalos de descanso en los que se consiga que nuestra respiración se estabilice. Paulatinamente se irán espaciando y posteriormente se retirarán, pero es aconsejable descansar de vez en cuando si se practica durante un periodo extenso de tiempo.
    
     El quid está en llegar a un buen control del diafragma, lengua y dedos a la vez. Conseguir este control no es fácil para todas las personas porque hay que tener predisposición para ello, pero la práctica y la memoria nos ayudarán si no la tenemos.

La música no sólo se compone de sonidos sino también de silencios. Estos silencios son los que separan las frases musicales que integran una melodía. Debemos empezar a reconocer y ubicar estos silencios tanto como las notas, porque son ellos los que nos van a dar el tiempo para tomar aire e interpretar otra frase. Tened en cuenta que una nota se puede cambiar, omitir o doblar sin que se altere grandemente la melodía, o sin que oídos muy avezados lo perciban. Pero si falláis en la toma de aire es muy posible que os asfixiéis y tengáis que detener la interpretación lo cual puede llegar a ser muchísimo más grave.

Los buenos intérpretes de instrumentos de viento como saxofón, flauta o bansuri consiguen llegar a lo que se da en llamar respiración circular en la que son maestros los aborígenes australianos que tocan el didgeridoo.

Las notas tienen diferente duración y esta duración es lo que hace que una melodía sea lenta y pausada o ligera y festiva.

Cuando es pausada las notas se hacen con los dedos y casi sin usar la lengua, mas cuando se trata de melodías ligeras esta no deja de moverse para hacer que el aire salga a veces como pequeños disparos repetidos que al unirse a la ligereza de los dedos diferenciando notas hacen que la melodía sea más rápida.

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